miércoles, 10 de abril de 2024

Biografía taurina (tercera parte).

 
Biografía Taurina
(Tercera parte)
Joaquín Rodríguez, "Costillares".
Nació en el barrio de San Bernardo, en Sevilla, el 23 de Marzo de 1743. Por ser su padre empleado del Matadero sintió, desde niño deseos de emular a los toreros de renombre que iban allí a practicar su arte... El famoso Juan Palomo se interesó por él, le dio consejos prácticos y acabó por llevarle a su cuadrilla, cediéndole la muerte de algunos toros -según costumbre entonces-; hasta que le permitió alternar con él en Málaga el 12 de Mayo de 1762. En Sevilla toreó al año siguiente, ya como espada y se presentó en Madrid. Desde entonces su nombre adquirió categoría, que conservó muchos años, llegando a alternar con los dos colosos, Romero e Illo.
"Un torero muy fino, galán, general y consumado", dice don José de la Teixera, tratadista taurino de la época, que era el gran "Costillares", autor de la famosa treta o suerte de matar a toro parado o "vuelapiés", por cuya sola invención debe esculpirse su memoria en láminas de bronce. Y aunque no fue suerte bella, como lo fue después al depurarse; pero fue "Costillares" quien trajo las gallinas", y solo desde él se puede matar de frente a todos los toros, se arranquen o se queden; antes a los que se negaban a acudir al cite del matador, había que rematarlos con la media luna o degollándolos de manera traidora y cerril.
Prohibida las corridas en España por Carlos IV, "Costillares", como otros toreros de la época, marchó a Portugal, y ya no hubo más noticias suyas, ignorándose donde, cuando y como murió tan colosal figura de la Tauromaquia.

José Delgado Guerra "Pepe-Illo". 
Nació en Sevilla el 14 de Mayo de 1754, y se dedicó al toreo desde muy jovencito, fue discípulo de "Costillares", y figuró en su cuadrilla desde los dieciséis años; y Juan Romero le dio la alternativa en Madrid el 16 de Junio de 1771, es decir, cuando el neófito contaba diecinueve de edad. Por su valor, su desenvoltura, su alegría y su gracia en la arena, la afición no dudó en enfrentarle a su maestro.
Su trágica muerte causada en la  plaza de toros de Madrid el 11 de Mayo de 1801, por el toro "Barbudo", de don José Gabriel Rodriguez de Peñaranda, de Bracamonte (Salamanca), dio pábulo a que la leyenda tejiera alrededor de la figura del torero una serie interminable de coplas y romances, artículos, poesías, folletos, pinturas, obras teatrales, y más recientemente hasta películas que han hecho su memoria imperecedera y su nombre inmortal.
Fue el torero de más nombradía entre los muchos que figuran en la historia, y, desde luego, el de mayor popularidad en su época. Porque "Pepe-Illo" gozaba de tanta simpatía fuera de la plaza como en ella por su carácter jaranero, dadivoso, jovial, gallardo; torero en una palabra.Torero al tipo clásico, en el ruedo y en la calle, por lo que su amistad se la disputaron tirios y troyanos; las mujeres le llevaban en palmitas, y todos sonreían a aquel buen mozo de garbosa y gentil apostura, verdadero héroe popular de la segunda mitad del siglo XVIII.

Francisco Arjona Reyes "Currito" .
Nació en Sevilla el 20 de Agosto de 1815. Hecho su aprendizaje, entró como peón en la cuadrilla de Jacinto Machío, pero con frecuencia mataba novillos y hasta algunos toros que le cedía su jefe. En 1866 pasó a las huestes de su padre "Curro Cúchares", -quien siempre se había opuesto tenazmente a que su hijo fuera torero-, y a cuyo lado acabó de hacerse un verdadero maestro de la Tauromaquia, lo que no tenía nada de extraño dadas la maestría y las habilidades de su padre. También éste le cedió muchos toros y, finalmente, el 19 de Mayo de 1867, le dio la alternativa en Madrid, con reses del marqués de Ontiveros y José Ponce de segundo espada.
Fue matador de toros activo, cerca de treinta años, y lo fue de categoría, aunque le impidiera llegar a más la "mandanga", apatía, asaúra, como quieran ustedes llamarle, que en el ruedo le dominaba un día si y otro...también. Y fue una lástima porque "Currito", torero completísimo que practicaba a la perfección y con buen arte todas las suertes conocidas; poseía además una personalidad muy destacada y una simpatía arrolladora.
A partir del 91, y coincidiendo con la aparición  de "Cara-ancha", que venía como las balas a por el puesto de "Currito", la afición se cansó de "esperarlo", y éste toreó ya escasas corridas, hasta que en 1894 sin anuncio ni ruido alguno, se cortó la coleta, retirándose a vivir tranquilamente de sus rentas a su barrio natal, donde era popular y querido. Y allí, sorprendió la muerte, a uno de los toreros más completo y mejores del siglo veinte, a pesar de su "mandanga", el 16 de Marzo de 1906.

Francisco Arjona Herrea "Cúchares". 
Aunque nació en Madrid, el 19 de Mayo de 1818, por residir desde muy niño en Sevilla, fue considerado siempre por todos, y por él mismo, como sevillano, y su acento y sus ocurrencias hacían honor a su naturaleza adoptiva. Hombre bueno, aunque ayuno de cultura, era excesivamente generoso y caritativo, lo que mermó el gran caudal que con los toros había ganado. Para reponerlo se contrató para La Habana en 1868, y a poco de llegar allí, sin haber toreado, murió del vómito negro el 4 de Diciembre. Al cabo de unos años sus restos mortales fueron traídos a España, y reposan en el cementerio sevillano, junto a los de tantos toreros famosos que enaltecieron  el "Arte de Cúchares".
"Curro Cúchares" no fue prototipo del buen arte de torear, pus lo que hacía en el ruedo era saltarse a la torera reglas, cánones y técnicas, atropellándolos al impulso de su inspiración momentánea, acaso chavacana y barroca, pero siempre sorprendente y de tan salerosa vistosidad que el estilo -si aquello era un estilo- de "Cúchares" resultaba divertidísimo para el público, que no podía apreciar si había oro u oropel en aquella variedad constante de suertes, y hasta de saltos que el dinamismo incansable del torero les ofrecía sin interrupción y con garbo singularísimo. Pero "Cúchares no hacía aquello a tontas y a locas, sino basado en su enorme conocimiento de los toros. Y así pudo ejercer su profesión como gran figura durante treinta años, y sin sufrir una sola cornada. En 1840, y llevado a una ruda competencia con "El Chiclanero", torero de gran calidad, serio y pundoroso, "Cúchares" no tuvo más remedio que refrenarse y torear de verdad, demostrando que también sabía hacerlo con arte y maestría; pero, muerto el rival, dio de nuevo rienda suelta a su toreo de pandereta, mientras, ingenioso y despreocupado afirmaba que torear no era cosa seria ni tenía importancia, y que él solo pretendía en la lidia divertirse y divertir al público.

Cayetano Sanz. 
Nace en la Corte, de cuna humilde, el 7 de Agosto de 1821, y gana el pan de su adolescencia manejando la lezna y el tirapié. De pronto le acomete la afición a los toros, y un  buen día, "Capita", banderillero de fama, que aunque tuerto, tiene vista de lince y ojo profético, le ve lancear un morucho y le anima. aconseja y alecciona como maestro, hasta que el muchacho logra entrar en la cuadrilla de "Chiclanero". Allí practica y disciplina su toreo, que al principio es alegre, zaragatero y movido, y después cuando Cayetano se encuentra a si mismo, se convierte en parado, limpio, armónico y majestuoso. Y este estilo armoniza tan bien con su figura prócer, y adquiere, a través de ella, tan grandiosos aires de elegancia, que la afición traduce su sorpresa, porque, en verdad, jamás había visto torear así. Su capote es aristocracia, gracia y soberanía. Su muleta despliega también bellezas mayestáticas, pero Cayetano, en cambio, es un mal matador, defecto capital en aquellos tiempos. Sin embargo los públicos se lo perdonan, y le sostienen como figura grande de la Tauromaquia durante más de veinticinco años.
Y en Madrid, su plaza, torea en su vida nada menos que 325 corridas. La vez primera que sale a ella como espada es el 12 se Septiembre de 1848, alternando sin cesión de trastos, con "Cúchares y "El Salamanquino"; hasta que en 1877, cumplidos ya sus cincuenta y seis Agostos, se va de los toros y se lleva limpia y en alto, su fama de artista y maestro. Retirado se afinca en Villamantilla (Madrid), y allí vive consagrado a la agricultura y a la caza, su segunda afición. Y allí muere el 21 de Septiembre de 1891, el célebre torero madrileño de la elegancia y de las patillas -ya madroños de seda plateada-, que fue el encanto, la gloria y la gracia de la Corte de Doña Isabel, y que reinó en el toreo con más firmeza y por mucho más tiempo que la Señora en su trono.

José Redondo "El Chiclanero". 
Nació en Chiclana de la Frontera (Cádiz), de cuyo nombre derivó su apodo, el 13 de Marzo de 1818. Atraído por el brillo de su paisano el gran "Paquiro", José Redondo siendo muy jovenzuelo, decidió firmemente dedicarse al toreo, y como el muchacho mostraba unas condiciones excepcionales, en seguida se hizo notar entre los numerosos aficionados que entonces, como ahora, aspiraban a figurar en el firmamento taurino, hasta el punto de que su fama pequeña, pero firme, llegó a oídos de "Paquiro", quien mostró deseos de verle actuar. Y efectivamente, una tarde le vio lidiar un torete -bueno, lo que se llamaba un torete: un bicho con veinticinco arrobas largas...-, y quedó tan complacido del trabajo del muchacho que, desde entonces, le prestó una decidida protección, y en seguida lo incorporó a su cuadrilla.
Y cuando Francisco Montes le consideró maduro, le concedió la alternativa en Bilbao, en Agosto de 1842, confirmándosela en Madrid en Septiembre del mismo año, con toros de tres ganaderías: Gaviria, Arias Saavedra y Castrillón.
Y desde aquel momento El Chiclanero subió como la espuma, y se colocó en uno de los primerísimos lugares del escalafón taurino, este completísimo torero, que dominaba a la perfección todas las suertes, pero con la espada logró ser el mejor de su época, practicando la suerte de recibir como muy pocos  y a la de volapié como nadie.
Unido todo ello a su garbosa figura y a la gracia y simpatía dentro y fuera del redondel, nada de extraño tenía que sumara una enorme cantidad de partidarios, en su reñida competencia con "Cúchares", al que venció la mayoría de las veces; y esta pareja, durante años hizo que la fiesta alcanzara un entusiasmo desconocido hasta entonces. José Redondo, mimado por los públicos y amigos de juerga y francachelas a las que se daba de continuo, vio minada su salud progresivamente hasta que murió de tuberculosis cuando contaba treinta y cinco años de edad, el 28 de Marzo de 1853.

Fuentes: Las imágenes y textos los he entresacado de revistas originales de la época, y del Fichero biográfico taurino, del que es autor, Curro Meloja -Editorial Larrisal, 1944-1945-,   prestado para la ocasión por Carmen Amador Ruiz y José María Jiménez Prieto, propietarios del bar "Los Clarines" de Sevilla.

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lunes, 1 de abril de 2024

Fotos y postales antiguas de Los Corrales (Sevilla).

 
Los Corrales (Sevilla).
La villa de Los Corrales tenía 2704 habitantes según el censo oficial de 1910. Situada en el extremo sureste de la provincia, en íntimo contacto con la de Málaga, se encuentra este pueblo, perteneciente al partido de Osuna. Su término es un poco quebrado, y producía principalmente en esa época cereales y aceite y se servía de la estación de Ferrocarril de Pedrera, de la que dista unos doce kilómetros. En los Corrales existían aguas sulfurosas, recomendadas para las enfermedades cutáneas.
Los Corrales conserva restos de despoblados romanos, en su término; uno de ellos en Huerta de la Fuente del Esparto, y otro más importante, en la altura conocida por Cabeza de Repla, junto a una gruta, en donde nace el arroyo de los Hachuelos, y en el sitio donde a juzgar por los restos hallados debió asentarse la antigua Ilipa Minor, que según el itinerario Antonino, se encuentra en esta zona.
Se integra en la Kora o provincia califal de Écija y tras la conquista llegan algunos pobladores a la aldea llamada Puebla de Corrales, que según la tradición contaba con abundantes explotaciones ganaderas pertenecientes al Ducado de Osuna, y de ahí le viene su nombre actual.
A finales del XVIII se construye el ayuntamiento, y en 1802 Carlos IV le concede el título de villa.
Antigua Plaza de la Constitución, hoy Diamantino García, en 1914.
En uno de sus lados aparece la fachada de la Iglesia de Santiago el Mayor.
Iglesia de Santiago el Mayor, allá por los años sesenta.
El ayuntamiento.
Arco de acceso a la Plaza.
Calle La Jara.
Calle La Sangre.


Habitualmente suelo poner al final de cada publicación, imágenes actuales para que sirvan de comparativas con las antiguas, pero, como me es imposible visitar tantos pueblos por falta de tiempo, en esta ocasión, me he decidido a rescatar de mi archivo particular, algunas fotografías del año 1979,  que espero sean de su agrado.
Lienzo, de Nuestra Señora del Buen Suceso.
Durante los acontecimientos políticos de 1936, fue incendiado por las hordas marxistas, el cuadro que acaban de ver, pudiéndose salvar por la devota doña Juana la Rosa, la cara de la Virgen y parte de la del Niño Jesús.
Por esa fecha era Alcalde y Hermano Mayor de la Hermandad, don Ramón Marín Torrejón, quien mandó a restaurar el lienzo al pintor Alarcón: y, mientras duraba la restauración y estando el pueblo sin su Patrona, don José García Luque, farmacéutico de Osuna, donó una Virgen de talla a la Hermandad, que salió procesionalmente en los años 1940 y 41. Terminada la restauración, el pueblo no aceptó esta Virgen de talla como Patrona, y siguieron venerando a su Virgen del "cuadro"; y esto llevó a que la talla de la Virgen se colocara en una hornacina de la nave de la Epístola de la parroquia.
Es inédito en los pueblos de la provincia Sevilla, que el patronazgo recaiga sobre un lienzo de la Virgen, en lugar de sobre una Virgen de talla.
Talla, de Nuestra Señora del Buen Suceso.

Procesión de Nuestra Señora del Buen Suceso, en 1979. 
Era habitual cuando procesionaba  la Patrona por las calle principales del pueblo, que parara en cada casa, donde las señoras salían con un ramo de rosas, y los ponía al pie del cuadro de la patrona, así como también, solían hacer una aportación económica que depositaban en una hucha que había en las andas, para paliar los gastos que se ocasionaban en su recorrido por el pueblo.
En 1969 dio comienzo la celebración de una Romería, en honor de tan venerada Señora, que salía desde su iglesia hasta la Huerta de la Fuente del Esparto. Se celebraba el tercer día de Mayo, y durante pocos años no se utilizó el Cuadro que pintara Alarcón, sino la Virgen de talla, hasta que se hizo una reproducción del lienzo citado, y desde entonces, es el que procesiona en tan popular Romería.

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